divendres, 27 de maig del 2011

Apuntes antropológicos: Cuerpo, anorexia y antropología (VI)

Esto se debe relacionar con el tema del control y el auto-control y, evidentemente, con la pérdida de éste. Cuando se inicia el proceso anoréxico, se siente el control del cuerpo, y por mucho peso inicial que se pierda, la sensación es de máxima energía, de euforia, incluso, porque se están consiguiendo los objetivos propuestos. Pero conseguir un objetivo implica ponerse uno de siguiente, y así sucesivamente, hasta que este control inicial se pierde: la malnutrición comienza a hacer lo que ya se ha señalado antes, es decir, cambios negativos biológicos y emocionales. Y perder el control para una persona perfeccionista y auto-exigente es un hundimiento total.
En definitiva, resumiendo y ordenando lo que se ha dicho, centrándose en la aportación de la antropología, se puede decir que la anorexia nerviosa no es una enfermedad de años recientes, sino que hay casos de anorexia en siglos anteriores, en otros contextos socio-culturales. Como se ha dicho, en la época medieval se encuentra documentación sobre lo que se ha llamado "holy anorexia", o "anorexia santa": prácticas de ayuno voluntario, de restricción alimentaria, ... A partir del siglo XVI se percibe un cambio: el ayuno deja de tener su trasfondo religioso tradicional; la auto-inanición incluso llega a convertirse en un espectáculo comercial ("artistas del hambre"). Y también encontramos los casos de la época victoriana donde "la moda" entre mujeres jóvenes, sobretodo de la alta burguesía, era la de piel muy blanca, ojerosas, personas enfermizas (por la anemia), ... Portador de signos, el cuerpo es también productor de signos. La probabilidad de sufrir el cuerpo en el malestar, la incomodidad, la timidez, es tanto más fuerte cuanto mayor es la desproporción entre cuerpo ideal y cuerpo real, entre el cuerpo soñado y el “looking-glass-self”, que refleja las reacciones de los otros. Si se perciben los síntomas como realidades simbólicas, como representaciones que evocan no sólo disfunciones fisiopatológicas, sino también mundos locales de aflicción, la anorexia santa no queda tan lejos de la anorexia actual.

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