diumenge, 2 d’agost del 2015

Nada, de Carmen Laforet

Muchas veces una portada o un título son suficientes para acabar comprando un libro, lo que no quiere decir que luego no decepcione. Este no es el caso.
Que un libro se titule "Nada" ya me llamó la atención. Y me lo compré.
Fue escrito en 1944, año en el que nació mi padre. Y la trama ocurre en la Barcelona de mis abuelos e infancia de mis padres. Una Barcelona de posguerra y una calle emblemática, la calle Aribau, una de las calles "bien" de la ciudad.
Una chica de pueblo, Andrea, va a casa de sus abuelos para poder asistir a la Universidad. Ella tiene los recuerdos de su niñez, pero lo que se encuentra es lo que fue habitual en esa época: la decadencia de familias adineradas, pequeña burguesía, que seguían aparentando lo que ya no eran. No tenían ni para comer, pero seguían teniendo criada, vendían de todo para sobrevivir, aunque la abuela estaba desnutrida...
Es una historia también de soledad, de mentiras, engaños, de brutalidad, de violencia... violencia de género consentida por toda la familia.
Para mí es un libro imprescindible, donde se explica una historia, pero también se dibuja un pedazo de la historia de Barcelona.

dimarts, 30 de juny del 2015

6 años

Hoy hace 6 años de mi IAD. Fue un martes, como hoy. Hay fechas que nunca se olvidan:
http://llunaprunera.blogspot.com.es/2011/12/mi-inseminacion-39-ya-esta-ya-me-han.html

dissabte, 11 d’abril del 2015

Días sin hambre, de Delphine de Vigan

Este libro es una autobiografía de una mujer que pasó por la enfermedad de la anorexia, con sus puntos en común con otras biografías. Creo que, para muchas de ellas, escribir su historia, sea en formato libro, o blog, o cualquier otro medio, forma parte de su proceso de terapia.
Estos puntos en común son:
- la personalización (y alienación) de la enfermedad; aquí no se llama Ana, sino Lanor (la enfermedad)
- pureza, perfección... siguen siendo conceptos comunes
- el amor platónico, el querer gustar al médico que te ayuda, un amor asexuado, un amor de necesidad y afecto
- las trampas a la hora de pesarse y alimentarse para poder salir del hospital
- los problemas familiares, de relaciones con los padres, de situaciones dramáticas...
- la lucha interna con la enfermedad
Un tema que me ha sorprendido, porque nunca lo estudié ni encontré ningún caso como en este libro: el caso de la mujer de origen algeriano, Fatia, que como la autora dice: "es anoréxica, una palabra que no existe en su lengua, ni en su cultura".
Lo recomiendo a todas las personas que quieran entender un poco más de la enfermedad, para que vean que va más allá de "una tontería de niñas que quieren llamar la atención o ser modelos".

divendres, 3 d’abril del 2015

Un trabajo cualquiera... una casa peculiar

Muy a mi pesar he seguido un reality de la mayor cadena de realities, en el que unos famosos están en una casa sin salir durante unas semanas... y sí, engancha... y sí, entendamos como «famoso» esto que está tan de moda en este, nuestro país, donde la gente famosa que gana una pasta gansa es famosa por hablar mal de, ser el hijo de, haberse acostado con, haber formado parte de otro reality, engañar a la gente, etc...
En este programa hemos podido establecer una figura clave: la del/la «metemierda/acosador». Y esto me ha llevado a establecer un paralelismo entre este concurso/reality y un trabajo cualquiera.
Hay dos clases de «metemierda/acosador»: el que claramente critica y dice mentiras sobre una persona, y el que va en plan «me han dicho», «dicen por ahí», «se dice el pecado pero no el pecador», y que va metiendo mierdecilla porque, claro, «sólo te quiere ayudar»...
Para que esta figura exista, evidentemente, se necesita de «público», es decir, los llamados «palmeros/as», gente con poca personalidad, que aunque sepa bien que lo que hace el acosador-metemierda no está bien, le tiene miedo y hace lo que dice; además, son tontos/as, porque encima son los que quedan peor. Porque no es que tengan miedo de respeto y admiración, sino que de lo que tienen es poder ser una víctima suya, lo que hace a uno metemierda/acosador y a los otros «mierdecillas».
Y es que este tipo de individuos acostumbran a tener muy mal carácter, a ser unos déspotas, carecer de educación y estar muy, muy amargados... ah, evidentemente, no tienen ni idea de lo que es la empatía.
Alguien me decía no hace mucho que este tipo de gente triumfa en el trabajo, que se queja de muy malas maneras y consiguen lo que quieren (aumentos de sueldo, etc). Quién ha ganado este concurso? La mala educación, la intolerancia, el despotismo...
Pero yo le dije a esta persona: «fíjate en sus vidas privadas: te cambiarías por ellas?»
No, claro que no. Porque nadie quiere ser así, ni tener palmeros, ni estar amargado, ni ser un envidioso/a... porque cuando uno está bien consigo mismo y con su entorno no tiene necesidad de hablar de los otros, ni de meter mierda. Y aún menos, ser un palmero/a.



diumenge, 22 de març del 2015

Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite

Acabo de terminar este libro, que no sé muy bien cómo definirlo. A mí no me ha parecido la adaptación del famoso cuento de Perrault de “Caperucita Roja” a nuestros tiempos en sí. A mí me ha parecido adaptar algo del famoso cuento haciendo un grito a la libertad y en contra de la soledad mediante una niña de 10 años, aunque salga la abuela, el sr. Lobo…

Tengo que decir que como madre me he horrorizado en algunos momentos, he pasado verdadera angustia empatizando con esta niña que va sola en metro, habla con desconocidos e incluso… hace pactos de sangre! No he conseguido empatizar con Miss Lunatic, ni me ha parecido alguien entrañable, ni la he visto como símbolo de la libertad, a lo mejor si me hubiera leído el libro hace 20 años, quizás sí… ahí lo dejo…

Pero, no obstante, y a pesar del final que, a mí particularmente, tampoco me lo esperaba ni me ha gustado, lo recomiendo, porque tiene partes francamente interesantes.








diumenge, 8 de febrer del 2015

Últimas sombras

Por fin! No puedo creer que haya acabado el último libro de las Cincuenta sombras (pesadísimas) de Grey. Hacía tiempo que no tardaba tanto en leer un libro. De las 631 páginas de mi versión de bolsillo, sólo valen la pena, para mi forma de ver, las 200 últimas. El resto se pueden leer en diagonal, y que no te pille cansada, porque de lo tedioso que es te da sueño. En estas 200 últimas se produce el desenlace de algo que yo quería saber, o sea que, en el fondo, no ha sido tan decepcionante (al menos para mí). Ah, por supuesto, sigue el lujo, y todos guapísimos, para que la historia en sí tenga su punto y no se convierta en algo totalmente escabroso.
Habrá una cuarta parte? La hay y no me he enterado? Caeré en leer más de esto?
Iré a ver la película? Nooooooooooooo.
Y una última cosa: la versión de Lego del tráiler de la película da mucha, pero que mucha grima...




dijous, 1 de gener del 2015

Reflexiones de primer día de año

Estoy en varios grupos de ayuda a madres que quieren plantearse, o ya están en el proceso, de la maternidad en solitario. Son grupos de redes sociales que, como muchos otros tipos, los integrantes intercambian opiniones, piden ayuda, dan su opinión, sus experiencias y, en general, se crea un ambiente de solidaridad, de lugar donde acudir cuando el entorno no acaba de entender según qué decisiones, etc.
Pero últimamente me estoy dando cuenta que hay gente que esto de la armonía no lo lleva muy bien. He llegado a la conclusión que en estos grupos se mete gente o que hace algún tipo de estudio y se inventa un personaje o que, sencillamente, se aburre, quiere provocar, tocar las narices, molestar en sí.
Hace unos días entraba alguien, que entiendo que era una mujer si es que es real, que dijo que había llegado a la conclusión que una madre soltera daba más amor a su hijo que una con pareja. Así tal cual lo soltó. Evidentemente se formó una discusión. Este individuo venía a decir que el amor se mide, si tiene una hija todo el amor es para ella, pero si tiene pareja lo tiene que repartir Claro, claro Las personas medimos el amor, lo pesamos y los repartimos. Si tenemos un marido le damos un 50% a él y el resto a nuestro hijo. No nos dejamos nada para nosotros para qué querernos pero, y si tenemos un marido, un amante y cuatro hijos? A cuánto tocamos de amor? Madre mía
Pero a medida que la gente iba poniendo sus comentarios, ya se empezaban a entrever otras cosas un tufillo a odio a los hombres y a cierta envidia a las que tienen pareja Está claro que la que hemos optado por la maternidad en solitario es porque no hemos encontrado a la persona adecuada como padres de nuestros hijos, y que en un momento determinado tenemos que decidir cuál es nuestra prioridad, si el deseo de ser madre está por encima de todo. Eso no quita cerrarse puertas para siempre. Odiar a los hombres porque no hemos tenido buenas experiencias, o pensar que somos mejores madres que otras por llevarlo en solitario es un error enorme que además tiene el peligro de proyectar estos pensamientos, traumas, procesos no cerrados, hacia nuestros hij@s, lo que me parece tremendo. Cosa muy diferente es estar orgullosas de nuestra decisión, porque las madres solteras han sido durante mucho tiempo, demasiado, una lacra social, y hoy en día podemos decir, con la cabeza bien alta: quiero ser madre, las clínicas me dan esta opción y me veo totalmente capacitada; con mi vida y mi cuerpo, hago lo que me da la gana. Y a quien no le guste que no mire.
Y con este post empiezo el año 2015. Espero que venga cargado de cosas buenas, y que la gente, aparte de dejar de fumar e ir al gimnasio, se plantee ser mejor persona. El otro día, alguien cercano me decía siempre mirando adelante, siempre adelante. Pues eso, dejemos el pasado atrás, los errores atrás. Aprendamos de todo ello, pero siempre adelante y positivamente.