divendres, 3 d’abril del 2015

Un trabajo cualquiera... una casa peculiar

Muy a mi pesar he seguido un reality de la mayor cadena de realities, en el que unos famosos están en una casa sin salir durante unas semanas... y sí, engancha... y sí, entendamos como «famoso» esto que está tan de moda en este, nuestro país, donde la gente famosa que gana una pasta gansa es famosa por hablar mal de, ser el hijo de, haberse acostado con, haber formado parte de otro reality, engañar a la gente, etc...
En este programa hemos podido establecer una figura clave: la del/la «metemierda/acosador». Y esto me ha llevado a establecer un paralelismo entre este concurso/reality y un trabajo cualquiera.
Hay dos clases de «metemierda/acosador»: el que claramente critica y dice mentiras sobre una persona, y el que va en plan «me han dicho», «dicen por ahí», «se dice el pecado pero no el pecador», y que va metiendo mierdecilla porque, claro, «sólo te quiere ayudar»...
Para que esta figura exista, evidentemente, se necesita de «público», es decir, los llamados «palmeros/as», gente con poca personalidad, que aunque sepa bien que lo que hace el acosador-metemierda no está bien, le tiene miedo y hace lo que dice; además, son tontos/as, porque encima son los que quedan peor. Porque no es que tengan miedo de respeto y admiración, sino que de lo que tienen es poder ser una víctima suya, lo que hace a uno metemierda/acosador y a los otros «mierdecillas».
Y es que este tipo de individuos acostumbran a tener muy mal carácter, a ser unos déspotas, carecer de educación y estar muy, muy amargados... ah, evidentemente, no tienen ni idea de lo que es la empatía.
Alguien me decía no hace mucho que este tipo de gente triumfa en el trabajo, que se queja de muy malas maneras y consiguen lo que quieren (aumentos de sueldo, etc). Quién ha ganado este concurso? La mala educación, la intolerancia, el despotismo...
Pero yo le dije a esta persona: «fíjate en sus vidas privadas: te cambiarías por ellas?»
No, claro que no. Porque nadie quiere ser así, ni tener palmeros, ni estar amargado, ni ser un envidioso/a... porque cuando uno está bien consigo mismo y con su entorno no tiene necesidad de hablar de los otros, ni de meter mierda. Y aún menos, ser un palmero/a.



2 comentaris:

  1. No entiendo cómo la gente se puede sentir identificada con la Potorro, cómo una cadena le puede permitir todo permitiendo que haga bullying/mobing con quien le moleste al oído ni cómo puede tener tanto lameculos.

    Es una persona ordinaria, caradura, que presume de ser analfabeta y que se cree encima del bien y del mal.

    Además está amargadísima y no puede soportar que al Jezu y a la Campa les vaya bien. Tal es el punto de su amargura que no puede ser feliz ni teniendo a su madre viva y bien de salud, a su hija, a su novio, todo el dinero del mundo ni nada de este mundo.

    Y tu reflexión sobre que si fuera feliz no sería tan... tan... ¡tienes más razón que una santa!

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  2. Gracias!
    Lástima que haya tantos y tantas... o quizás no es que haya tant@s, sino que su "halo" negativo es tan expansivo, como lo que hace una manzana podrida entre otras manzanas, que parece que existan más de los que hay...

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