El domingo 15 de julio de 2011 fue y será una fecha para recordar por siempre jamás: fue mi primera vez. Yo sabía que ya tenía una edad y que aún no me había estrenado, y me sentía orgullosa. El día anterior, el sábado lo pensaba... y el domingo ocurrió: me pusieron mi primera multa! Sabía que algún día tenía que pasar, y pasó de la manera más tonta; tan tonta, que aún me tiro de los pelos.
El sábado venía de Terrassa con mi hija, después de que todos nuestros planes pasaran por agua. No cuatro gotas, no... un diluvio. Llegamos a nuestro pueblo, seguía lloviendo y no fui a aparcar donde siempre, sino en una calle que no me gusta, pero que quedaba más cerca. Es zona azul, pero como al día siguiente era domingo, pues ningún problema. Fui a aparcar primero en un sitio pero, vi otro tres metros más abajo, y por una razón que desconozco, me decidí por el otro. Pues gracias a esta intuición femenina me pusieron la multa.
Al día siguiente nos íbamos fuera, vamos a buscar el coche… y no estaba, no había ningún coche: era como una abducción de coches. Y un poco más abajo, un montón de coches antiguos (algunos viejos más que antiguos): había una concentración de coches antiguos, estaba señalizado el prohibido aparcar y yo, preocupada por la lluvia y que mi hija no se mojase, ni me había fijado. Pues nada, vamos a la policía local, sin tener ni la más remota idea del procedimiento. Me sonaba que la grúa se llevaba los coches a un depósito y dejaba una pegatina en el suelo, pero yo no vi nada, y lo miré varias veces, no fuera que el cabreo me ofuscase y me encegara. En la policía me dijeron que tenía el coche en el descampado de al lado, y allí estaba al lado de otros coches que tenían una cosa en común: un papelito rosa en el parabrisas. Yo creía que las multas eran amarillas, así que pensé que si era rosa sería un aviso: “no lo vuelvas a hacer, te perdonamos”. Pero no, era una multa de 42 euros. Y el papel es rosa porque en este pueblo todo es muy rosa y muy bonito…
Pues ya estaba. Ya tenía el día estropeado, de mala leche. Porque si hubiese cometido una infracción, haber puesto en peligro a alguien… pero no, todo por una concentración de coches ruidosos. Y por culpa mía, claro, pero me da rabia reconocerlo.
Suerte que soy una ciudadana ejemplar donde las haya, al día siguiente la multa ya había sido pagada… y me han hecho descuento! Me ha costado la mitad.
Ahora mi dilema es: ¿la enmarco? ¿la escaneo y la cuelgo en mi foto de perfil de Facebook? Esa es la cuestión…
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