Yendo por partes, volviendo a la historia, y señalada ya su importancia, podemos encontrar estas representaciones en diferentes contextos socio-culturales. Cuando se habla de la anorèxia santa, hay que ir más allá del ayuno relacionado con la religión, y hay que mirar como era la sociedad de la época, donde la religión tenía un gran papel, como lo puede tener la moda y todo lo que la envuelve actualmente. Pero no todas las mujeres eran religiosas por vocación, sino que también lo eran para huir de matrimonios forzosos, para huir de problemas generacionales, para castigar y auto-castigarse. ¿Cuantas anorexias actuales empiezan para llamar la atención de los padres o por desengaños amorosos?
También hay la cuestión cuerpo-alma. Muchas de las anoréxicas santas elevaban el alma a primera instancia, dándole supremacía, auto-concienciándose que con la pureza del alma y con la inteligencia había suficiente para existir, que el cuerpo sólo era el envoltorio. Hay testimonios actuales que hablan de lo mismo, y también del rechazo de la carne, al igual que en el siglo XIX rechazaban la carne las anoréxicas histéricas, por la simbología carne-sexo. Y eran llamadas anoréxicas histéricas porque entonces se creía una enfermedad femenina (del griego “histera”, útero), cosa que se demostró que no era así, que los hombres también la sufrían. Y yendo más atrás de la época victoriana, y más adelante, hasta el siglo XX, durante siglos hay testimonios de chicas ayunadoras, doncellas milagrosas, artistas del hambre; personajes que incluso vivían de cara al público de sus ayunos, del estar extremadamente delgado (como puede vivir hoy en día una modelo demacrada y, además, ser respetada y admirada socialmente).
Esto es uno de los muchos ejemplos que según la época y el marco socio-cultural, los términos, las diagnosis, las pautas, pueden cambiar, variar; pero en el fondo, no hay tantas diferencias, porque la historia son ciclos, como las modas.
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