Pues ya tenemos los resultados de la segunda prueba en las manos, todo correcto, y a esperar a la tercera. En esta también hemos hecho uso de Internet para saber de qué va y, por lo que leemos, decido ir acompañada... por si acaso. Repito, es un error mirar depende de qué en Internet, pero tuve que leer unas cuántas barbaridades algunas veces para dejar de hacerlo.
Volviendo a la prueba, al final quien te acompaña es tu hermana, que no conduce y, encima, está de baja por dolor de espalda. Pero es un buen apoyo moral. Y allí estás el día de la prueba, firmando un papel, el consentimiento, por si pasa algo. En esta prueba te tienes que aguantar las ganas de ir al lavabo y, claro, cómo no tenía que ser, sólo haces que pensar en ir al lavabo. La enfermera y la doctora te preparan y te explican de qué va la prueba.
- Es cómo cuando tienes el dolor de regla, pero algo más fuerte.
Y tú piensas:
- Que bien... yo no tengo dolor de regla...
Aparte, el día anterior al atardecer te has tenido que tomar un sobre de antibiótico que no te ha caído muy bien, la verdad. Tienes dolor de estómago y lo comentas:
- El antibiótico no me ha caído muy bien – dices, sin entrar en muchos detalles.
- Algunas pacientes nos lo han comentado. En algunos casos nos han hablado de diarreas y vómitos.
- Yo vomitar no lo he hecho.
Creo que queda claro.
Haces el intento de relajarte que te piden, te van explicando, lo llevas bien... y de repente te entra un mareo y unas ganas de vomitar que no puedes con ellas. Y la mujer con aguante y fuerte que llevas todo el rato demostrando da paso a una mujer a punto de llorar que avisa, contra su voluntad, que se está mareando y tiene ganas de vomitar. Aguantas algo más, pero:
- Me están entrando ganas de vomitar, tengo como un mareo.
La enfermera y la doctora se preocupan y paran de inyectarte el líquido, con la tranquilidad de que te explican que como las trompas no están obstruidas y el líquido pasa perfectamente sin mucha presión la prueba ya ha finalizado. Al dejar de inyectar el líquido, te vas encontrando mejor. Te dan un antiinflamatorio, y se aseguran que estés del todo bien antes de dejarte levantar. Los nervios ya han pasado, la prueba ha salido bien (la tienes en tus manos, la última prueba) y a descansar el resto del día. Vas corriendo (no literalmente) al lavabo a hacer un pipí y a cambiarte, y te vistes.
Además, un comentario de la doctora, te anima del todo:
- Está todo muy bien. ¿Hace mucho que lo intentas?
- No, es mi primer intento; soy madre soltera.
- Que tengas mucha suerte - te responde la doctora, con una sonrisa y un apretón de manos.
Y marchas de la consulta dando las gracias tanto a la doctora como a la enfermera, agradeciendo la información y que te hayan tratado tan bien. Y a partir de este día te solidarizas con todas las mujeres que tienen mucho dolor de regla y que tú siempre has pensado que son unas exageradas.
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