Y no todo el mundo ve la vía de la adopción como una alternativa. Sea por motivos personales, sea por otros motivos, todo el mundo sabe que los procesos de adopción son largos y costosos. Y más para una persona sola. Hay países que ya no dejan que las personas solteras adopten, y mucho menos las homosexuales. Hay países que ponen requisitos que a veces son irrisorios. Una muestra más de no mirar por el bien de la criatura, sino por el dinero, desgraciadamente.
Estando embarazada, reflexionas también sobre el aborto. No es un tema fácil. Y es fácil entrar en típicos tópicos. Es un tema complicado, muy personal, a pesar de que en estos momentos te parece diferente, estás más susceptible al tema. Sabes que la mayoría de mujeres que abortan tienen que pasar un calvario, tiene que ser la última opción. Pero después oyes a políticos, periodistas y tertulianos hablando con tanta frivolidad de la pastilla del día después, del derecho al aborto... que no sabes qué pensar.
No deja de ser la gran contradicción, las dos caras de la moneda casi, pasar por una calle donde hay una clínica que sabes que practican abortos, y ver, la mayoría de las veces que pasas, a chicas jóvenes, de aquí y de fuera, acompañadas de sus padres o de sus compañeros adolescentes, llorando algunas de ellas, e ir unas calles más allá a una clínica donde hay un sector dedicado exclusivamente a la reproducción humana, con salas de espera llenas de personas buscando tener un hijo.
En momentos así piensas que el mundo está mal repartido. Y, sin querer entrar a juzgar ni personas ni instituciones, sin ninguna malicia sí juzgas a todas aquellas personas que están abortando porque no han utilizado un preservativo, sea porque el chico ha convencido la chica que si se lo pone no siente lo suficiente (desgraciadamente, hay chicos así de ignorantes, irresponsables y egoístas, por no decir con trasfondo machista, y chicas que se someten a ellos), sea porque se trata de una pareja inmadura que piensan que a ellos no les pasará.
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