… que ni come ni deja comer.
Hace unos días, en un periódico gratuito, leí una carta fuera de lo usual: una mujer, mediante el apartado de “cartas de los lectores”, se dirigía a la exmujer de su marido diciéndole que les dejara en paz, que ya estaba divorciada, que ya había hecho el suficiente daño tanto a ella como a su actual marido e hijos.
Hay mujeres, y también hombres, que no saben hacer un punto y aparte. No saben asumir un divorcio, ni saben perdonar, ni saben olvidar. Parece tan sencillo como divorciarse lo más civilizadamente posible, sobre todo por el bien de los hijos, si los hay. Pero no. Siguen ahí, marcando territorio, sobre todo si “huelen” que la expareja haya rehecho su vida. Entonces sacan sus armas de mujer o de hombre, y aprovechan toda la información que tienen, como buenos “ex”, para seguir fastidiando al prójimo. Y algunos y algunas tienen suerte: consiguen una discusión, una pelea, un distanciamiento…
Estos individuos bajan la actividad cuando están ocupados; es decir, cuando tienen una pareja nueva. Pero si ésta falla… vuelven a la carga, a veces con más intensidad, porque no soportan que el otro tenga suerte, emocionalmente hablando, y ellos o ellas no.
Lo que queda patente es que como la nueva pareja que se forme no tenga un amor y un lazo muy fuerte… lo tienen claro. Los “ex” (perros del hortelano) seguirán estando allí, siempre marcando territorio y dispuestos a enseñar los dientes. No se dan cuenta del daño que hacen a personas inocentes (nuevas parejas, hijos, familiares, amigos…), pero, sobre todo, no se dan cuenta del daño que se hacen a ellos mismos, autoimpidiéndose un “borrón y cuenta nueva”, empezar una nueva etapa de su vida. Tampoco creo que sean conscientes del daño a sus exparejas, queriéndose aprovechar de su debilidad y de los momentos bajos, haciendo continuos chantajes emocionales, económicos, etc.
Digo que no creo que sean conscientes porque, si lo son, estaríamos hablando de auténticas malas personas.
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