dissabte, 18 de maig del 2013

Anónimos

Hasta no hace mucho, para mí Anonymous era casi sinónimo de hackers; algunos medios se habían encargado de que me llegara la parte más negativa de este grupo. Pero hace unas semanas leí una noticia que me impactó por diversos motivos: una chica, Rehtaeh, de Canadá, se había suicidado como consecuencia del acoso que llevaba sufriendo desde hacía 2 años. Esta chica fue violada y grabada. Distribuyeron sus imágenes. La humillaron. Sus padres hasta cambiaron de domicilio. Estuvo ingresada. Y se suicidó. Y las autoridades no hicieron nada. Un grupo de Anonymous tiene los nombres y apellidos de los individuos que cometieron la violación, y han amenazado con hacerlos públicos si dichas autoridades no hacen nada. No podrán devolverle la vida a Rehtaeh, pero al menos no quedarán impunes.
Estamos llegando a un punto de indignación máxima, no sólo en estos temas, sino a todos los niveles. La justicia es injusta. El sistema en general no funciona. La mayoría de políticos no saben gobernar, no tienen ni idea, sólo miran sus bolsillos y la manera de fastidiarse de un grupo a otro; y los ciudadanos sufriendo sus consecuencias. La corrupción está llegando a unos niveles escandalosos. Vamos hacia atrás como los cangrejos. Estamos volviendo a muchas décadas atrás, perdiendo derechos que a nuestros padres y abuelos les había costado mucho esfuerzo ganar.
Necesitamos una revolución social que, afortunadamente, creo que se está gestando. Hay gente que dice: "qué fácil es quejarse desde el sofá". Vamos a ver, no todo el mundo sirve de líder, y lo que necesitamos son líderes, personas preparadas, que sepan lo que hacen, que sepan a dónde van, que miren por el bien de los ciudadanos y no en llenarse los bolsillos. Sea un grupo de anónimos, una monja, unos yayoflautas, un economista, un grupo de estudiantes...

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