Sí, tú, que durante años nos engañaste con tu supuesta integridad, valores, ética, moral... Que desde tu creída superioridad nos dabas ejemplo, nos juzgabas, nos menospreciabas... Que te creías el ombligo del mundo, con tu aparente vida perfecta, de trabajo perfecto y familia perfecta...
Pero un día demostraste que todo era falso. Ya no fuiste una persona perfecta: fuiste una persona mentirosa, hipócrita, falsa, inestable, con una doble vida, infiel... Demostraste tu yo a todo el mundo. Nunca pediste perdón. Sólo a quien te interesó. Y seguiste aplastando, pisoteando y utilizando vidas, por encima de sus sentimientos.
Ahora quieres aparentar que no pasó nada. Sigues con tus bromitas de mal gusto. Sigues con tu fastidiosa sonrisita debajo de la nariz, intentando ver los otros otra vez por encima del hombro. Pero la gente no es tan tonta como te imaginas. No tiene vaciós mentales como te crees. La gente no olvida. Y tú no deberías olvidar, porque, en principo, de los errores se aprende. Pero has decidido pegar un salto en el tiempo y hacer ver que no ha pasado nada. Si cuela, cuela...
Pero para algunos no va a colar. Allí estaremos, cada vez que hagas una broma de mal gusto, un comentario fuera de tono, nos quieras dar ejemplo de tolerancia o respeto, que no sabes ni lo que son, o cualesquiera de tus sandeces, para recordarte tu pasado reciente.
La humildad no forma parte de tu vocabulario, pero vas a tener que aprenderla.
Así que, la próxima vez que vayas a abrir la boca para depende de qué, ¿por qué no te callas?
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